jueves, 3 de mayo de 2012

La lucha entre la imagen y la libertad


El festival universitario celebrado en Rabasa reabre el debate sobre la creación de una zona destinada a albergar el botellón


La fiesta universitaria celebrada el pasado 4 de abril en el polígono industrial de Rabasa ha abierto de nuevo el debate sobre la necesidad de crear un espacio en la ciudad de Alicante destinado a que los jóvenes puedan beber sin molestar a nadie. Los comercios cercanos a la zona donde tuvo lugar el botellón han mostrado su malestar debido a las molestias que los jóvenes causaron a clientes y empleados en su intento de refugiarse de la lluvia. Unas molestias a las que ya se busca culpable, y entre los sospechosos se pueden encontrar clásicos como “la juventud de hoy en día”, pero también, el Ayuntamiento de Alicante, por permitir este tipo de eventos.

El rastro de suciedad que ha dejado esta fiesta ha colocado a la organización del evento en el foco de las críticas. Trabajadores de las empresas han calificado la situación de “vergonzosa” y consideran que es “indignante que se permita tomar alcohol en un espacio público”. Los encargados del festival explican que su seguridad “se limitaba a la dimensión del recinto”, y que por lo tanto lo ocurrido en otras instalaciones “era responsabilidad de su propio servicio de seguridad y de la Policía Local”. 

Multitud de jóvenes se refugiaron de la lluvia
en los aparcamientos de los comercios del polígono de Rabasa
La toma de responsabilidad sobre lo sucedido en Rabasa se ha convertido en una patata caliente que se están pasando las distintas organizaciones que hicieron posible este evento y las fuerzas de seguridad local, que admiten que “ante un evento de tal magnitud se vieron incapaces de actuar”. 12.000 personas es un dato que se debió tener en cuenta desde el principio, y no ahora con el problema ya ocurrido. Tal vez sea hora de tener en cuenta que este tipo de eventos no se pueden llevar a cabo en cualquier lugar. Muchos se preguntan por qué la propia organización no dispuso de una mayor zona cubierta, ya que con los medios actuales la previsión meteorológica no es ningún misterio. Tras la tempestad del pasado miércoles, otro tipo de lluvia amenaza con caer sobre Alicante.

El Ayuntamiento de la capital no se ha librado del aluvión de críticas. Gran parte de los ciudadanos no ve con buenos ojos que la alcaldía cobrara 500 euros por los permisos para la organización del evento. Muchos alicantinos lo ven como un intento de desentenderse del problema. Y es que este es solo un capítulo más del constante inconveniente que sufre Alicante con el botellón. La suciedad en las calles aumenta cada fin de semana. El precio de las copas en los bares es abusivo, por lo que los jóvenes optan por beber en la calle, aunque el coste de una multa sea mucho mayor que el de una copa. El Ayuntamiento ha decidido aumentar la seguridad en las calles para acabar con el botellón, pero no parece una medida demasiado eficaz, sobre todo porque fiestas como las del pasado miércoles son poco menos que inevitables.

Ciudades universitarias y que cuentan con un gran número de jóvenes entre su población se enfrentan también a este inconveniente cada fin de semana. Pero las medidas propuestas en capitales como Granada hace que sea mucho más sencillo hacer frente al botellón y contentar a todas las partes. Desde que el botellón se vio impulsado por la actividad de las redes sociales, se ha convertido en un tipo de evento más multitudinario. Por ello, algunos ayuntamientos decidieron crear una zona para que los jóvenes dispusieran de un espacio para beber. Un lugar que además cuenta con vigilancia para evitar que se produzcan inconvenientes tanto dentro como fuera del recinto.

Medidas como esta mantienen a los aficionados del botellón en el mismo lugar, por lo que la vigilancia es mucho más fácil. Además, se suele ubicar en un recinto alejado del casco urbano para no causar molestias al resto de ciudadanos. Aún así, los complejos hoteleros y bares de Alicante se niegan por completo a que se lleve a cabo esta medida argumentando que se daría una mala imagen de la ciudad que repercutiría directamente sobre sus beneficios.

Los jóvenes en cambio, reciben esta idea con los brazos abiertos. Todos ellos consideran la multa por beber en la calle excesiva pero no están dispuestos a pagar 8 euros por una copa, por lo que aceptarían encantados un espacio destinado al botellón. Carlos Bartual, estudiante de Sociología de la Universidad de Alicante, piensa que se está demonizando a la juventud por la mala actitud de unos pocos. Al contrario que las empresas turísticas de la ciudad, Bartual piensa que “la creación de un espacio para desempeñar el botellón daría a Alicante una imagen de modernidad que atraería más turismo nacional”.

Los hoteles son un gran foco de beneficios para la capital alicantina, pero ¿hasta qué punto daña la imagen de la ciudad una zona habilitada para el botellón? Una medida que podría ser la solución de la suciedad que sufre la ciudad, un foco de mala imagen que nadie tiene en cuenta.

Esta disparidad de opiniones entre jóvenes y hoteles es una constante en Alicante. De momento, parece que la opinión de las empresas convence más al Ayuntamiento. Aunque con sucesos como los del pasado 4 de abril tal vez se vean obligados a cambiarla.

La esperanza de futuro puesta en juego


Los recortes en la enseñanza ponen en peligro la calidad de la educación y el presente y futuro laboral de profesores y alumnos


Los alumnos de 2º Bachiller del IES Haygon se enfrentarán a la prueba de selectividad con una dificultad añadida. Su instituto carece de profesor de lengua valenciana, ya que el docente es baja por enfermedad desde el mes de noviembre y la plaza continúa vacante. Por lo que los estudiantes se presentarán a la prueba de acceso a la universidad sin una preparación adecuada en esta asignatura. Un serio problema que afectará a sus aspiraciones profesionales, ya que podrían ver disminuidas sus calificaciones, un hecho que les privaría el acceso a determinadas carreras. Pero esto es solo una pequeña parte del problema que sufre la educación. La punta de un iceberg que no deja de crecer.

La educación es la base de la sociedad, los cimientos del mañana. Y pese a desempeñar esa función fundamental, se ha desatendido su cuidado. Se han priorizado otros gastos que ahora ponen en peligro el futuro de miles de estudiantes. Un factor que podría alimentar aún más la crisis económica actual. La calidad de la enseñanza va en descenso como un tren descarrilado y no parece haber forma de pararlo. 

Los primeros afectados son los profesores, que han visto como sus sueldos han sufrido los temidos recortes. Pero no es nada grave comparado con la suerte que han corrido otros. El cierre de centros educativos ha provocado que muchos encargados de impartir la educación se hayan quedado sin su puesto de trabajo. La deuda del Gobierno con institutos y colegios hace que estos no puedan hacer frente a los pagos de Hacienda, y por lo tanto, que se vean obligados al cierre. Esta situación produce una escasez de centros educativos, lo que conlleva a una masificación en las aulas, y por lo tanto, a una calidad ínfima de la enseñanza.

El IES Gaia es uno de los institutos afectados por los recortes en el municipio de San Vicente del Raspeig. La dirección se ha visto obligada a dosificar de manera drástica el uso de la calefacción para hacer frente a la falta de liquidez que sufre el centro. Varios encargados apuntan que “aún no tenemos facturas pendientes que pagar, pero el margen que queda es mínimo”. El IES Gaia se enfrenta este año a otro inconveniente, ya que los gastos son mayores debido a que la Escuela de Idiomas se imparte desde el comienzo de este curso educativo en sus instalaciones.

Profesores del IES Gaia, instituto de San Vicente del Raspeig,
en una de las protestas por los recortes educativos
Parte del profesorado confía en que el suave clima de la ciudad ayude para llevar a cabo las medidas de ahorro energético. Aunque exigen que la Conselleria de Educación se ponga al corriente de los casi 20.000 euros que debe al centro, ya que desde la dirección del instituto aseguran que el último pago que recibieron de la Generalitat se realizó en junio de2011. Una deuda que pone en juego el puesto de trabajo de los profesores y encargados del centro, así como la educación de sus alumnos.

Otro de los centros de enseñanza de este municipio afectados es el colegio de primaria Raspeig. La directora de la escuela Belén Arques afirma que “el colegio ha tenido que recurrir al uso de unos fondos que pronto se agotarán”. Arques también apunta que “se está poniendo en peligro la preparación de los niños para el instituto, la antesala del mercado laboral”. Pese a que la directora del colegio asegura que los gastos de funcionamiento del pasado año ya han sido abonados por la Conselleria de Educación, reclama que otras parcelas del centro, como el comedor o las becas de transporte están sin abonar desde el pasado 1 de octubre y que “el centro no podrá hacerse cargo de esos pagos durante mucho más tiempo”.

Belén Arques también da su opinión acerca de los problemas que pueden ocasionar los recortes a largo plazo, los que la directora considera “mucho más problemáticos”. La directora del centro también habla sobre el futuro de la educación: “Es necesario que la Conselleria se haga cargo de sus numerosas deudas o nos enfrentaremos a un problema mucho más grave del que ya sufrimos los encargados de la enseñanza”. La directora cree que el cierre de centros públicos aumentará si “los de arriba” no ponen remedio. Por lo que tal vez en unos años “podríamos sufrir que la educación se situara en el ámbito privado”.

Institutos y colegios de toda España están llevando a cabo numerosas medidas ahorrativas y políticas de austeridad para mantener la enseñanza a salvo. En una crisis como la actual, cualquier esfuerzo es de agradecer. El esfuerzo de los centros está manteniendo miles de puestos de trabajo alejados de la voracidad de la crisis económica. Y estos puestos de trabajo a su vez están velando por el futuro del país, luchando por que las próximas generaciones gocen de un futuro laboral mejor que el presente.

Porque por mucho que se quiera aliviar la situación económica que sufre el país, poner en juego la calidad de la enseñanza no es la solución. El esfuerzo y el sacrificio son de momento la única vía posible para salir adelante, pero es necesario que todos pongan de su parte para que la educación se convierta en el verdadero camino hacia un próspero futuro.